Desde que Bolillo, al golpear a una amiga en un bar de salsa en
Bogotá, terminó abruptamente su reinado, muchas cosas han cambiado en el
país futbolero. Tenemos jugadores en el Real Madrid, el Chelsea,
Manchester United y el Porto. Pasamos de ser la selección número 35 a la
tercera en el ranking de la FIFA y en el pasado mundial el equipo
nacional ocupó el quinto puesto y James Rodríguez fue el goleador del
certamen. Si una pitonisa nos hubiera dicho en el 2011 que todo esto iba
a ocurrir con sólo traer un técnico extranjero, la hubiéramos quemado
en una hoguera por mentirosa.
Lo único que permanece inmutable es el autodenominado analista número
uno de Colombia. La entrañable amistad que lo une aún con Bolillo y
toda la rosca paisa, el que le hizo convencer al país que Aristizábal
era el mejor goleador sin pelota y que José Fernando Santa era mejor que
Diego León Osorio, no ha hecho otra cosa que arrastrarse con su
desprestigio, quejándose porque las puertas del vestuario tricolor,
otrora siempre abiertas para sus ladinos reporteros, se le han cerrado
para siempre. Es obvio que para él es mucho más importante la exclusiva,
la chiva, algo que le ayude a remontar el rating cada vez más bajo que
tiene su programa radial que los logros deportivos. Es por eso que se
atrevió a decir, en aras de una presunta imparcialidad, que Colombia no
le ganó a nadie en el mundial, que perdió en cuartos de final con el
peor Brasil de la historia y que el equipo jugaba mejor en épocas
maturanezcas, cuando el juego no era más que puro toque-toque y de
aquello nada.
Carlos Antonio está convencido que el universo gira en torno a su
despoblada cabeza. No puede ser serio que un periodista deportivo
desconozca que la selección que dirige Pékerman es la mejor de la
historia, que todavía tenga la tozudez de añorar los años en los que
perder era ganar un poco. La última perla de este bolillista consumado
la dio esta mañana, previo al partido con Kuwait, cuando se atrevió a
decir que Arnoldo Iguarán era mucho mejor jugador que Falcao. Un amigo
me pasó el audio del programa y antes que nada debo decir que fueron los
25 minutos más largos que he pasado en mi vida. Independientemente de
sus posiciones lo que se me hace más insoportable es el anacronismo con
el que guía el programa. Le aconsejo a Don Vélez en que escuche a sus
colegas del “Pulso del fútbol” para que aprenda como es que se deben
manejar los tiempos en la radio. Por allá al fondo, como las ondas gamas
que destilan los fantasmas en sus susurros, se escuchaba la voz de
“Rogeta” Borda diciendo en todo momento, cual si fuera un alcanza
tintos, “Si profe” “Claro que si profe” “como no profe”, en el programa
Vélez y su voz y su compleja concepción de un juego que él quiere
complejizar más de lo que se debe, es lo único que importa, lo único que
vale.
Su paciente y cada vez más reducida audiencia, debe
soportar que se
gaste tres minutos en terminar de pronunciar palabras tan difíciles como
“Calificación o cuantificación” para la difícil tarea de convencernos
que el Guajiro era mejor que el Tigre, sólo porque le había marcado
goles a Brasil y Argentina, equipos a los que no ha podido marcarles el
samario. En su eterno resentimiento porque Pekerman y sus muchachos ya
no le dan el tiempo que necesitan sus reporteros, se atrevió a insinuar
que el delantero del United se arrugaba ante los grandes equipos. A ver
Vélez, como te explicamos que fueron sus goles los que le dieron títulos
europeos al Porto y al Atlético de Madrid, fue un pase suyo el que
habilitó a Diego Costa para que le marcara al Madrid en la final de la
Copa del Rey.
A Iguarán lo queremos mucho los hinchas del Cúcuta, sus tantos nos
clasificó a un octogonal por allá a finales de los setenta y en el 95 un
gol suyo nos devolvió a la primera división. Flaco favor le hace el
Dotor Vélez a Arnoldo compararlo con una estrella del fútbol mundial
como es Radamel Falcao García.
El ridículo de Dios Antonio esta mañana no terminó ahí. Es tan
profundo su desactualización futbolística que se atrevió a decir que
Bale se llamaba Gerard y no Gareth, ¿Cómo creerle a un tipo que se gana
una millonada hablando de fútbol y ni siquiera sabe cómo se llama un
jugador que vale más de 100 millones de dólares?
Pero más que rabia, lo que me causó ternura y piedad fue ver lo mal
dateado que estaba. En su afán de enrarecer el entorno de la selección
se atrevió a decir que Higuita no iba a estar en el estadio que porque
no lo habían invitado, entonces, si usted tiene la razón señor Vélez
¿Quién era el man que celebró el gol de Abel Aguilar? ¿Un doble?
Ojalá la selección consiga su objetivo en la Copa América, entonces
tendremos que ver como de nuevo José Pékerman le cierra la boca al
hombre más prepotente y sobrevalorado del periodismo deportivo
colombiano.
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