Antes de fichar por Boca Juniors, el Pelusa fue contactado por Miguel Rodríguez, en 1980, para que jugara en Colombia.
Corría el mes de febrero del año 1980 cuando Argentinos Juniors se
desplazó a territorio colombiano para disputar un cuadrangular contra el
Deportivo Pereira, el América, y el Deportivo Cali. En el plantel
argentino se encontraba un joven de 19 años que acababa de salir campeón
con la selección argentina en el Mundial Sub 20 de Japón de 1979, y que
incluso fue elegido como el mejor jugador de aquel torneo: Diego
Armando Maradona.
Precisamente, fue Maradona quien a Argentinos Juniors en el primer
partido del cuadrangular disputado en la ciudad de Pereira, que
terminó en empate, 4 a 4. Ese día, Maradona anotó un gol inolvidable:
eludió a 5 rivales, incluyendo al portero, y definió de zurda. Según el
propio Maradona, ese fue el mejor gol que anotó en su carrera, por
encima del que le marcó a los ingleses en México '86. Así lo reveló en
entrevista al canal argentino TyC Sports.
Hasta hace poco, la única prueba que existía de la joya anotada por
Diego en el Estadio Hernán Ramirez Villegas de Pereira eran los relatos
de los propios futbolistas y de los que vieron aquel encuentro, pues no
se encontraba el archivo fílmico. Afortunadamente, el año pasado, el
Canal Win Sports logró conseguir el video, y aunque la calidad de la
imagen no es muy buena, merece la pena verlo una y otra vez.
Después de enfrentar al Pereira, el plantel de Argentinos se desplazó
a Cali, para disputar el siguiente partido del cuadrangular. Maradona
se encontraba en el hotel de concentración, y allí fue contactado por
Miguel Rodríguez Orejuela, fundador del cartel de drogas de Cali, y
quien había comprado el club América en 1979.
El capo invitó al pibe de oro a almorzar a su mansión, y éste aceptó,
con permiso del club. Maradona acudió al almuerzo con su representante
de ese entonces, Jorge Cyterszpiler , y los dos se mostraron asombrados
por la grandeza de la casa, que tenía piscina, cancha de bolos,
discoteca, y hasta una cascada.
Mientras almorzaban, Rodríguez Orejuela tomó la palabra y luego de
felicitarlo por su actuación contra el Pereira, le ofreció a Maradona
un contrato por seis meses (de junio a diciembre) con un sueldo de
500.000 dólares mensuales, y libres de impuestos, para que disputara la
Copa Libertadores y la Liga colombiana con el América de Cali. Maradona
y su representante quedaron sorprendidos con el ofrecimiento, pues la
cifra ofrecida por el capo superaba con creces la que recibía en
Argentinos Juniors.
Diego se mostró muy interesado en la oferta, pero su representante le
comunicó al capo que le darían una respuesta en un par de semanas.
Luego de firmar varias camisetas del América de Cali, y agradecerle a
Rodríguez Orejuela por su atención, Diego y Cyterszpiler partieron
nuevamente hacia el hotel de concentración. El encuentro de hizo público
en Cali, y el diario local "El País", publicó al día siguiente que
Maradona ya era jugador del América.
Sin embargo una semana después, el apoderado de Maradona contactó al
jefe del cartel de Cali para comunicarle que no había interés en su
oferta, pues su intención era ubicarlo en un club europeo. Diego
terminaría firmando con Boca Juniors en 1981, y después del Mundial de
España 1982 ficharía por el Barcelona.
Rodríguez Orejuela mantuvo contacto con Diego, pues aún tenía la
esperanza de que algún día jugara para su equipo. Diego le enviaba
botines y camisetas autografiadas, y Miguel Rodríguez Orejuela le
obsequió un Rolex de oro.
El argentino no volvería a reunirse con Rodríguez Orejuela, quien
sería finalmente capturado en 1995 por la policía colombiana. Diego
Armando Maradona fue quizás el único capricho que el capo del cartel de
Cali jamás logró conseguir, a pesar de haber sido uno de los hombres más
ricos de la época, con una fortuna estimada en 3000 millones de
dólares. Sólo una firma faltó para que aquel 20 de febrero de 1980,
Diego Armando Maradona fichara por el América de Cali, lo que sin
duda alguna hubiera cambiado la vida del pelusa, y la historia del
fútbol.
*El relato es basado en las revelaciones de Fernando Rodríguez
Mondragón, sobrino de Miguel Rodríguez Orejuela, en el libro "El Hijo
del Ajedrecista 2".